Estudio cifra en 100 mil a los trabajadores de la minería artesanal y pequeña minería del cobre en Perú4 min lectura
“Minería artesanal y de pequeña minería de cobre en el Perú” se titula el documento publicado recientemente por la Alianza para la Minería Responsable (ARM por sus siglas en inglés), en el marco del proyecto del mismo nombre que implementó junto con The Copper Mark y el Proyecto MinSus-GIZ de la Cooperación Alemana. Esta iniciativa contó con el financiamiento del ISEAL Innovations Fund, con el apoyo de la Swiss State Secretariat for Economic Affairs (SECO), e Intel Corporation.
El estudio es el primero en su tipo en abordar la producción de cobre a pequeña escala en Perú, actividad hasta ahora invisibilizada en términos normativos, políticas específicas e información disponible. El fin del documento es proporcionar información para generar un diálogo abierto entre todos los actores de la cadena de valor dentro del marco del desarrollo sostenible.
Pese a que la falta de registros precisos dificulta comprender plenamente el impacto de la minería artesanal y de pequeña escala (MAPE) de cobre en la producción peruana y en el comercio internacional, este estudio revela hallazgos relevantes. Entre ellos, identifica que la presencia de otros actores como los facturadores y los transportistas acaparan parte importante de las ganancias generadas por la MAPE. Se estima que alrededor del 30% del valor del concentrado producido es pagado a los facturadores y hasta un 60% a los transportistas. Esto, sumado a otros tipos de gastos, hace que los mineros obtengan una rentabilidad de entre 5% y 10%, especialmente baja teniendo en cuenta que es una actividad de alto riesgo.
En palabras del autor del documento, Víctor Pachas, “previo a este estudio, desconocíamos la dimensión tan relevante de los facturadores en la MAPE. Ellos tienen un rol práctico, al blanquear el concentrado de cobre que le pertenece al minero con una factura de un tercero, que puede ser una empresa acopiadora u otro intermediario”.
El rol del facturador comienza cuando el minero recoge su concentrado de cobre de la planta y busca a un comprador. Pachas agrega que “hay que considerar que el minero MAPE de cobre no necesita ser formal para vender su producto en concentrado, pero opta por trabajar con el facturador para no llamar la atención de las autoridades. Entonces, el facturador emite una factura de venta y concreta el proceso, y en algunos casos es el mismo facturador quien compra el mineral. De esta manera, el minero no figura en la venta oficial ni conoce el destino final del concentrado de cobre que produce”.
El documento estima que aproximadamente 100,000 personas están involucradas en esta actividad, donde la mayoría pertenece a población indígena y quechua hablante. Además, destaca la alta participación de jóvenes de entre 18 y 20 años en operaciones mineras dentro del socavón, y de mujeres dedicadas principalmente a actividades de clasificación y dimensionamiento de las rocas.
Entre los principales hallazgos, se identifican deficiencias en aspectos clave como la seguridad laboral y la gestión ambiental. Aunque las operaciones de la MAPE de cobre suelen ser semi mecanizadas y menos contaminantes que la MAPE de oro por no requerir mercurio en su procesamiento, aún enfrentan desafíos significativos en estos aspectos, por lo que se requieren intervenciones para mejorar las condiciones de trabajo y reducir los impactos ambientales.
La directora de Relaciones Externas e Investigación de The Copper Mark, Alicia Polo y La Borda, resalta que “este estudio es de gran valor no solo para todos los involucrados en la cadena de suministro del cobre en el país, sino también para las empresas e instituciones internacionales que desean conocer cómo se procesa y comercializa el mineral que compran. La intención a futuro es promover políticas y estándares corporativos que contribuyan a un desarrollo más sostenible de la minería a pequeña escala.”
En ese sentido, el estudio también identifica oportunidades y recomendaciones para promover una minería más transparente, inclusiva y sostenible. Entre ellas, se sugiere la diferenciación legal y la formalización integral de la MAPE de cobre, el fortalecimiento de capacidades para los mineros, y la promoción de alianzas estratégicas entre la gran minería y la MAPE de cobre.
Al respecto, Evelyn Contreras, Asesora Técnica del Proyecto MinSus de la GIZ enfatizó que “ este estudio nos permite comprender mejor las transformaciones que se dan en los territorios y en la actividad minera de pequeña escala, en un contexto de incremento de la demanda y los precios del cobre; será de suma importancia avanzar en las recomendaciones identificadas para preparar las condiciones institucionales y normativas ante un escenario futuro en que la MAPE de cobre siga siendo una actividad en crecimiento”
Descubre los detalles de este documento en el sitio web de MinSus en su versión en español o inglés para obtener más información sobre la MAPE de cobre en la producción peruana.